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23 dic 2013

Manuel de los Reyes (Lecturas Recomendadas 2013)

Tras los chicos de Página 2, hoy visita el blog para dejarnos sus impresiones sobre sus mejores lecturas de este año que poco a poco se va agotando todo un lujo de amigo, alguien que ya pasó por Deprisa para hablarnos de su faceta como traductor. Se trata de Manuel de los Reyes.




Y aquí os dejo sus comentarios y lecturas.


The Wandering Earth, de Liu Cixin (trad. Holger Nahm): Una de las más gratas revelaciones del año para el que esto suscribe. Cixin, un escritor tan celebrado en su China natal como desconocido en el resto del mundo hasta que, merced a su traducción al inglés, diera el salto al panorama literario internacional, ha conseguido que tanto la crítica especializada como el público en general se rindan a su peculiar estilo, mezcla de homenaje a la Edad de Oro de la ciencia-ficción depurado por el tamiz de su desbordante imaginación. Desde la historia que da título a la antología a Taking Care of Gods, pasando por Of Ants and Dinosaurs o Devourer, me atrevería a afirmar que no hay un solo relato que roce tan siquiera la mediocridad en esta magistral recopilación (cuyo elocuente epígrafe, Classic Science Fiction Collection, constituye toda una declaración de intenciones en sí mismo). Fascinante.

Los nombres muertos, de Jesús Cañadas: A estas alturas la figura de H.P. Lovecraft no necesita presentación, como tampoco la necesitan ni los entes primigenios que pueblan su particular cosmogonía ni el que sea uno de los libros más célebres e infames de la ficción literaria: el Necronomicón. Es una suerte, sin embargo, que Cañadas haya querido presentarnos todo lo antedicho y más en esta su segunda novela tras El baile de los secretos, una novela que aprovecha el rebufo de títulos tan recientes como La sabiduría de los muertos de Rodolfo Martínez o Elemental, querido Chaplin de Rafael Marín para embarcar al lector en una apasionante (ora tan alocada como los momentos más disparatados de cualquier película de Indiana Jones, ora tan monstruosa en su excesiva humanidad como los relatos más sórdidos de Richard Matheson) aventura que, aun plagada de lugares comunes (esa subasta trufada de gloriosos cameos, esas persecuciones en coche, esas incursiones en criptas enterradas bajo las arenas de desiertos lejanos), consigue evitar holgadamente el desagradable sabor a refrito. Espectacular.

Cuentos para Algernon: Año I, VV. AA. (trad. Marcheto): Impresionante recopilación que aglutina doce de los relatos publicados en el primer año de vida de la bitácora Cuentos para Algernon. La antologista y traductora, Marcheto (seudónimo tras el que se esconde… una persona que me ha pedido que no desvele su nombre real), nos regala una selecta muestra de la literatura fantástica que se está escribiendo allende nuestras fronteras, haciendo especial hincapié en el ámbito de la ciencia-ficción. Ken Liu, Aliette de Bodard, Tim Pratt, Mary Robinette Kowal, Peter Watts o Kij Johnson constituyen algunas de las grandes firmas internacionales que encontraremos en las páginas de esta espectacular edición no venal en formato electrónico. Imprescindible.

Blood on the Page, de Brian Keene: Con el título completo de The Complete Short Fiction of Brian Keene, Volume 1, esta recopilación inaugura una serie de antologías (tres, en principio, aunque el número exacto está aún por determinar) que pretenden recoger la prolífica obra breve del autor, conocido sobre todo en nuestro país por sus novelas de zombis Mar muerto, El alzamiento y La ciudad de los muertos. Keene, uno de los mejores representantes del terror de «serie B» en la actualidad, alumno aventajado del tristemente fallecido Richard Laymon (cuya influencia es más que palpable en gran parte de su producción), no se deja nada en el tintero y nos ofrece una colección de relatos entre epatantes y efectistas, directos al grano y despojados de artificio que esconden, no obstante, íntimas y certeras reflexiones sobre la criatura más aterradora de todas: el ser humano. Para completistas.

Las luminosas, de Lauren Beukes (trad. Pilar Ramírez Tello): Tras alzarse con el premio Arthur C. Clarke en 2011 por Zoo City, un original ejemplo de novela negra con tintes fantásticos, la escritora sudafricana (quien tan solo hace unos meses visitara nuestro país en calidad de invitada al Festival Celsius 232 de Avilés) trasciende las fronteras del género y recibe un merecidísimo reconocimiento de la crítica generalista con este trepidante thriller en el que un psicópata descubre cómo viajar en el tiempo y deja un rastro de sangre esparcido a lo largo de varias décadas. En lo que podría considerarse tal vez un remedo de justicia poética, no obstante, el protagonismo del perturbado asesino en serie termina viéndose gravemente amenazado por la calidez y el detallismo que la autora vuelca sobre sus víctimas. Con una trama y un estilo alejados de sus primeras obras, Beukes continúa evolucionando con este valiente y oportuno paso adelante. Muy recomendable.

La canción secreta del mundo, de José Antonio Cotrina: Diez años, diez, he tardado en entrever siquiera una insinuación de la esencia del universo de Las fuentes perdidas en la obra del genial vitoriano. ¿Que si ha merecido la pena? Hasta el último segundo. Tanto la trama (engañosamente lineal, engarzada de atrevidas ciabogas y expertos golpes de timón), como los personajes (implacable el descenso a los infiernos de una Ariadna de carne, hueso y acero) y el estilo (basta de comparaciones con Gaiman, por favor; hace mucho que al inglés se le embotaron los colmillos que erizan cada secuencia de La canción…) se confabulan para forjar una lectura vertiginosa, bella y letal a partes iguales, como tantos de los personajes que pueblan sus páginas. Ojalá toda las novelas «juveniles» fueran así. Y ojalá La canción secreta del mundo estuviera en la carta a los Reyes Magos de Guillermo del Toro: la taquilla iba a saltar en pedazos. Sensacional.

Manuel de los Reyes

Agradezco a Manuel su amabilidad y buena disposición a colaborar en todo momento con el blog, ya no solo con estas lecturas sino con la anterior entrevista, y que es una suerte poder contar entre nosotros con semejante buen traductor y mejor persona.

Y con esto, aprovecho para felicitaros las fiestas navideñas, que no olvidéis nunca leer un poquito (probad a hacerlo tras una cena estupenda y unos cuantos mazapanes) y que nos vemos en un par de días. FELIZ NAVIDAD, amigos.

27 feb 2013

Las MiniEntrevistas: Manuel de los Reyes



Manuel de los Reyes es otra de esas personas con las que tratas por los mundos virtuales, de esos que les creas una imagen y una personalidad, y que cuando los conoces en persona, mejoran sobremanera esa primera buena impresión. Tuve oportunidad de conocerlo en carne y hueso en Urnieta, durante las jornadas de la Hispacon y hablar con él de muchos temas y oir su charla sobre la traducción (si buscáis en Youtube, podréis verla). Así pues, cuando pensé en estas minientrevistas sobre gente que trabajara alrededor de libros, tenía claro que aparecería un traductor y nadie mejor que él para hablarnos de estas cosas.

1. ¿En qué momento te diste cuenta que querías ser traductor? ¿Fue tras leer algún libro en particular, o por circunstancias de la vida?

Podría precisar prácticamente al minuto cuándo decidí, no que quería dedicarme a la traducción, pero sí estudiar Traducción e Interpretación. Tenía diecisiete años cuando abandoné el instituto, desencantado, y dediqué los dos años siguientes a trabajar en el bar que regentaban mis padres por aquel entonces, estudiar inglés en la Escuela Oficial de Idiomas y otras academias privadas, y dar clases particulares también de inglés a un grupo bastante numeroso de niños y adolescentes.

Fue una época bastante rara, la verdad, porque ya entonces sabía que la hostelería no era lo mío, pero tampoco se me pasó nunca por la cabeza la posibilidad de estudiar magisterio o filología para convertir la enseñanza del inglés en una ocupación a tiempo completo. Y de repente, en el transcurso de una noche de fin de semana cualquiera, mientras charlaba con «una amiga de una amiga», me enteré de la existencia de una carrera llamada Traducción e Interpretación. El flechazo fue inmediato.

Me matriculé en el segundo año del Bachillerato de Artes tan solo para optar a hacer los exámenes de Selectividad, me presenté a las pruebas de acceso de la facultad de TeI de la universidad de Salamanca… y hasta hoy. El caso es que ya entonces era consciente de que algunos de los mejores traductores literarios de ayer y de hoy jamás estudiaron Traducción e Interpretación (más que nada porque ni siquiera hace tanto que se creó la licenciatura), pero si no me hubiera enterado por casualidad de la existencia de esa carrera, probablemente nunca habría encontrado mi vocación.

2. ¿Sigues un método de trabajo en todos los textos, o te amoldas a cada uno de ellos?

Mi método de trabajo es el mismo en todos los casos, pero los restos y las dificultades que debo afrontar en ocasiones pueden variar enormemente de un proyecto a otro. Es fácil imaginarse que traducir a Asimov no es exactamente igual que traducir a M. John Harrison, pese a lo cual en ambos casos el objetivo último es necesariamente idéntico: contar las mismas historias que ellos, solo que en español. Cada autor tiene su voz particular, cada obra posee su propio ritmo y vocabulario, y sin grandes dosis de flexibilidad y mimetismo será complicado realizar el trasvase de esas características de una lengua a otra con unas mínimas garantías de éxito.

3. ¿Aparte del inglés, haces traducciones de otros idiomas?

Pues no, la verdad. Aunque hace ya casi nueve años que me vine a vivir a los aledaños de Stuttgart, no considero que el alemán sea una de mis lenguas de trabajo. Ninguna editorial me ha pedido nunca que traduzca nada de ese idioma, ni yo insisto mucho al respecto. Quizá algún día, quién sabe.

4. La traducción es ahora mismo tu forma de ganarte la vida, ¿te ha costado mucho llegar a este punto? ¿Tomarías de nuevo la decisión de dedicarte a ello?

Piensa que empecé a cobrar por traducir antes incluso de terminar los estudios, un poco de sopetón. Tenía tantas ganas de empezar a trabajar, y me imaginaba que las editoriales tardarían tanto en responder a un mindundi sin experiencia como yo, que cuando conseguí trabajo con el primer currículo que mandé estaba de todo menos preparado. Cogí el toro por los cuernos, no obstante, y ya sumo trece años de encargos encadenados sin interrupciones forzosas. Toquemos madera.

Sin duda volvería a tomar la misma decisión si pudiera. Estudiar y dedicarme profesionalmente a la traducción me cambió la vida, literalmente. Para mí no es tan solo un trabajo apasionante, sino un auténtico sueño hecho realidad.

5. ¿Alguno de los libros que has traducido te ha supuesto un reto mayor? En el vídeo de la charla de la HispaCon de Urnieta, hablas de la dificultad de algunos términos en La chica mecánica.

Los mayores desafíos que encuentro en mi trabajo giran siempre en torno a la voz que impregna el conjunto del texto original. Las dificultades léxicas suelen venir con la solución a cuestas, ya que buscar en el diccionario o recurrir a bases terminológicas para resolverlas puede llevar más o menos tiempo, pero anima saber que «la respuesta está ahí fuera», por así decirlo. Cuando el estilo de un autor o el tono de una obra se te resisten, en cambio, moldear cada frase se puede convertir en una ardua labor de escoplo y martillo. Hay escritores que se leen muy bien pero se traducen muy mal, no por lo que cuentan, sino por cómo lo cuentan.

6. A lo largo de este 2013, ¿qué libros, que se ya puedan anunciar, han sido traducidos por ti?

Citaré los títulos en inglés, ya que algunas de mis versiones propuestas podrían sufrir cambios en algún momento del proceso editorial. Por una parte, creo que los seguidores de la novela histórica en general, y de Jeff Shaara en particular, ya no tardarán mucho más en ver la edición española de The Last Full Measure, un trabajo que me ha mantenido ocupado durante más tiempo de lo que jamás hubiera creído posible.

Ya en el ámbito de la ciencia-ficción, no dentro de mucho debería llegar a las tiendas Pump Six & Other Stories, de Paolo Bacigalupi, una antología de las que no dejan indiferente a nadie. También espero que se publique no dentro de mucho The Quantum Thief, el debut literario de Hannu Rajaniemi, una novela que me sedujo como lector y un encargo que me fascinó como traductor. Tanto es así que he escrito al respecto un amplio artículo que pronto verá la luz en una publicación especializada.

Y terminamos con fantasía, ya que también este año llegará a las librerías mi traducción de The Blinding Knife, segunda entrega de la serie del Portador de la Luz, de Brent Weeks. No descarto que este año vaya a publicarse algún libro más traducido por mí, pero estos son los títulos que más probabilidades tienen de salir al mercado en un futuro próximo.

7. Evidentemente, lees libros en inglés o en otro idioma, ¿algún título en especial que te haya gustado últimamente y que tras leerlo, hayas pensado que te gustaría traducir?

De los últimos libros que he leído, me han sorprendido muy gratamente las aventuras y desventuras de Miriam Black, la malhablada vidente que protagoniza Blackbirds y Mockinbird, de Chuck Wendig. Canalla, macarra y macabra, una trepidante combinación de hard-boiled con tintes paranormales. También orientados hacia el terror, en sus vertientes psicológica y vampírica, respectivamente, recomendaría las lecturas de Eutopia y Enter, Night. En la primera, el canadiense David Nickle coquetea con la mitología lovecraftiana en un thriller sobrenatural muy atmosférico, con una ambientación tan sugerente como opresiva. Y en la segunda, su compatriota Michael Rowe revisita la figura del vampiro como la figura seductoramente cruel y sanguinaria que muchos echábamos de menos en estos tiempos de chupasangres descafeinados que vivimos.

Cambiando ligeramente de tercio, a los fans de la literatura superheroica les recomendaría que le echaran un vistazo a The Liminal People, de Ayize Jama-Everett, mezcla de Diablos de polvo y los X-Men. Y a los de la fantasía menos estereotipada, otro tanto con Who Fears Death?, de Nnedi Okorafor, exótica, onírica y desgarradora. Kameron Hurley, Stina Leicht, Gemma Files… me temo que la lista amenaza con escapárseme de las manos.

8. Si alguien que nos está leyendo quiere dedicarse a la traducción, ¿qué consejos le darías?

Mira que me han entrevistado pocas veces en mi vida, pero ya he aprendido a temer esta pregunta… No me considero quién para dar consejos a nadie, la verdad. Te puedo decir que en los últimos tiempos, merced a los insospechados puentes que nos tienden hoy en día las redes sociales, he tenido la inmensa fortuna de entablar amistad con gente muy joven, traductores en ciernes o aún con escasa experiencia, y ellos me han abierto los ojos a algunas dificultades que también yo tuve que superar en su día y ya creía olvidadas. La comunicación con las editoriales, por ejemplo. No es algo que haya que temer, al contrario: plantear preguntas denota curiosidad, afán de superación y ganas de hacer bien las cosas. Sin confianzas extemporáneas, por supuesto, dado que la profesionalidad no debería perderse en ningún momento, pero precisamente una pregunta planteada a tiempo a la persona adecuada puede ayudarnos a salvar nuestra imagen (por no hablar de encontrar la respuesta que buscábamos).

Tampoco conviene olvidar que la traducción literaria tiene mucho de arte… pero también mucho de oficio. La inspiración y el don de lenguas están muy bien, pero ninguna musa va a pasarse X horas pegada al teclado por ti, ni te va a hacer la declaración de la renta, ni va a negociar un potencial aumento de tarifas, ni tantas otras cosas que también forman parte de nuestro día a día. Por suerte, no estamos solos. El asociacionismo no solo sirve para matar el rato chateando con otros colegas, sino que existen colectivos y listas de correo profesionales en los que podremos encontrar asesoramiento y consejos realmente útiles sobre las distintas facetas de nuestro trabajo.

Y, por supuesto, hay que leer. Mucho. De todo. Siempre nos quedará alguna palabra nueva por descubrir, siempre podremos ampliar un poco más nuestros conocimientos, tanto especializados como de cultura general. Leer para cultivarnos y por diversión. Leer siempre que se pueda.



Manuel de los Reyes García Campos (Vizcaya, 1974) trabaja en el sector editorial desde el año 2000. Desde entonces, su bibliografía se ha ido engrosando con más de un centenar de juegos de rol, cómics y novelas de distinta temática, con especial hincapié en los géneros del terror, la fantasía y la ciencia-ficción. Desde 2004 desempeña su labor desde la alemana localidad de Hemmingen, una pequeña ciudad próxima a Stuttgart. Se puede encontrar más información sobre él y su trabajo en su página web: www.manueldelosreyes.com

En la foto, podéis ver a Manuel posando con algunos de sus "hijos literarios".