Lentamente se quitó las gafas, el tibio calor del sol en la cara le hizo recordar su niñez tan lejana en estas mismas calles. Cerrando los ojos le pareció reconocer los olores de su pueblo, el olor a pan recién horneado y el olor a pólvora de los festejos, este último quizá algo más fuerte de lo que recordaba, al fin después de la guerra y tanto sufrimiento, había vuelto a casa.
El oficial de guardia mandó tirar el cuerpo a las fosas abiertas, las cuales poco a poco se iban llenando, mientras todos hablaban de un pobre viejo que murió, con una dulce sonrisa en los labios.
Los recuerdos, siempre llenos de sentimientos, unas veces bueno, otras veces algo peores.
ResponderEliminarFer
Bonito relato.
ResponderEliminarSaludos
Con micros como éste me pregunto... ¿Qué he hecho yo hasta ahora sin "Deprisa" o sitios similares? Sois muy grandes. Precioso. Por cierto, no sé porqué me ha recordado vagamente a Delibes. Será que le echo de menos. Un abrazo.
ResponderEliminarAl menos murió con un buen recuerdo...
ResponderEliminarImpesionante que puedas contar tanto con tan pocas palabras hagas vibrar el lenguaje.
Saludos
L;)
Sí que es precioso, muy evocador y sugerente. Me ha gustado mucho, y al igual que con el micro de Fer, la imagen y el texto funcionan de maravilla!
ResponderEliminarGracias por compartirlo!
Bello y triste relato a la vez. El pobre volvió a casa y murió con una sonrisa...
ResponderEliminarUn saludo indio
Si fue con una sonrisa...recibió lo peor de una "buena forma"...
ResponderEliminarSaludos de la chica.
¡Joder!,se me ha puesto la carne de gallina y se me han erizado los pelos de los brazos al final, cuando me ha sacudido un espasmo.Tal vez sea demasiado sensible con este tema, pero independientemente de ello, está relatado con gran maestría. Un abrazo.
ResponderEliminarNo merece la pena morir de otra manera.
ResponderEliminarLa infancia, el olor a pan recien horneado, son los recuerdos que todos tenemos grabados en la cabeza, y es bueno que este pobre hombre tambien tuviera algo bello que recordar con su último aliento.Ganó así su última batalla, ya que aquel que te mata lo hace con la intención de que mueras con miedo y contagiando ese miedo a los demas.Si mueres sonrriendo no les das ese último gusto.
ResponderEliminarPrecioso relato, como todo lo que haces.
Muy bueno, todos tenemos deseos de sentir de nuevo las sensaciones de nuestra niñez, pero no vale la pena perseguirlas,,,por que perdemos las de ahora.Saúdos e apertas
ResponderEliminarBello y triste, me llevas de un agradable recuerdo a un sentiemiento opuesto al saber el desenlace. Pero en resumen, así es la vida.
ResponderEliminarSaludos
Todos, en mayor o menor medida, ansiamos volver al hogar, aunque sea para morir en el mismo sitio que nos vio nacer...
ResponderEliminarMuy grande, tio.