Chan siguió de cerca a Won, aunque solo era unos meses mayor que él sentía que debía protegerle. Despacio, sin hacer ruido bajaron las escaleras y contuvieron la respiración, la habitación estaba repleta de juguetes de todas las formas y colores maravillosos para dos niños de 6 años, Won tardó unos momentos en decidir y al final cogió un coche lleno de botones que lanzaba cohetes, Chan sin dejar de vigilar le dijo:
-¿Crees que serás capaz? Parece complicado.
Dolido en su orgullo Won se giró y con una mirada impropia de su corta edad respondió:
-Sabes que sí, llevo aquí el mismo tiempo que tú y nunca he fallado.
Encogiéndose de hombros Chan regreso a su cama, dejando al pequeño desmontando el juguete.
En pocas horas se levantarían como cada día, para fabricar juguetes, con los que otros niños en otro lugar, jugarán y reirán con la ilusión del que cree, que se hacen en el polo Norte.
-¿Crees que serás capaz? Parece complicado.
Dolido en su orgullo Won se giró y con una mirada impropia de su corta edad respondió:
-Sabes que sí, llevo aquí el mismo tiempo que tú y nunca he fallado.
Encogiéndose de hombros Chan regreso a su cama, dejando al pequeño desmontando el juguete.
En pocas horas se levantarían como cada día, para fabricar juguetes, con los que otros niños en otro lugar, jugarán y reirán con la ilusión del que cree, que se hacen en el polo Norte.
La ilusión es lo último que se pierde. ¿O es la esperanza?
ResponderEliminarFer
Supongo que es la esperanza, pero quién no lo intenta no lo conseguirá.
ResponderEliminarSaludos
L;)
Unos trabajan para que otros jueguen. Me quedó un poso algo amargo de esta ironía de la vida. No sé si quiso lo mismo el autor.
ResponderEliminarUn saludo indio
Bonito texto... lleno de ilusión. Saludos
ResponderEliminarMe encanta cómo has montado este texto, tanta dulzura que esconde algo muy espeluznante detrás ;)
ResponderEliminarUn beso,
Mun
Te leo...
ResponderEliminarque como estanlas cosas, ya tiene tela.
Genial :)
ResponderEliminarla vocación a tan temprana edad
ResponderEliminarMe deja un mal sabor de boca este post..
ResponderEliminarUnos pequeñines trabajando para que otros igual o más pequeños que ellos puedan jugar..
La vida a veces es tan injusta!
Buen domingo y abrazos.
Bonito texto: espero que la ilusión por hacer bien las cosas de unos, siga sustentando la de los otros. Espero que me devuelvas la visita.
ResponderEliminarEs curioso que pasen los años y sigamos mirando para otro lado, las noticias en prensa y television estremecen el alma tan rapido como despues son olvidadas.
ResponderEliminarTextos como estos sin ambicion solo intentan devolver a las conciencias unos segundos de alerta.
Un abrazo a tod@s del Bardo
Me ha recordado a los poemas de Songs of Innocence and experience de Blake, donde critica la situación de niños pequeños cuyos padres, si los tienen, van a misa a rezar mientras sus hijos van a limpiar las chimeneas.
ResponderEliminarSé que no es exactamente lo mismo, pero me he acordado y quería compartirlo : )