Bajo la primera capa de barro que quitaron, apareció una imagen sorprendente. Ninguno de los allí presentes se esperaba que fuesen a aparecer, ya que tras varios días de búsqueda habían perdido toda esperanza de encontrarles con vida. El jefe de bomberos, después de retirar el barro con una pala y mover, con sumo esfuerzo, los tablones que taponaban el orificio de entrada, fue el primero en verles. Allí se encontraban, una semana después, aquella joven madre que amamantaba a su retoño, impidiendo así que sus fuerzas se apagasen y sus ojos se cerrasen en un definitivo sueño eterno. Sólo el coraje de una madre había conseguido vencer a la riada que asoló aquella noche nuestra ciudad.1 jun 2009
El coraje de una madre
Bajo la primera capa de barro que quitaron, apareció una imagen sorprendente. Ninguno de los allí presentes se esperaba que fuesen a aparecer, ya que tras varios días de búsqueda habían perdido toda esperanza de encontrarles con vida. El jefe de bomberos, después de retirar el barro con una pala y mover, con sumo esfuerzo, los tablones que taponaban el orificio de entrada, fue el primero en verles. Allí se encontraban, una semana después, aquella joven madre que amamantaba a su retoño, impidiendo así que sus fuerzas se apagasen y sus ojos se cerrasen en un definitivo sueño eterno. Sólo el coraje de una madre había conseguido vencer a la riada que asoló aquella noche nuestra ciudad.
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No hay nada como el coraje de una madre.
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