Manuel de los Reyes es otra de esas personas con las que tratas por los mundos virtuales, de esos que les creas una imagen y una personalidad, y que cuando los conoces en persona, mejoran sobremanera esa primera buena impresión. Tuve oportunidad de conocerlo en carne y hueso en Urnieta, durante las jornadas de la Hispacon y hablar con él de muchos temas y oir su charla sobre la traducción (si buscáis en Youtube, podréis verla). Así pues, cuando pensé en estas minientrevistas sobre gente que trabajara alrededor de libros, tenía claro que aparecería un traductor y nadie mejor que él para hablarnos de estas cosas.
1. ¿En qué
momento te diste cuenta que querías ser traductor? ¿Fue tras leer algún libro
en particular, o por circunstancias de la vida?
Podría precisar prácticamente al minuto cuándo
decidí, no que quería dedicarme a la traducción, pero sí estudiar Traducción e
Interpretación. Tenía diecisiete años cuando abandoné el instituto,
desencantado, y dediqué los dos años siguientes a trabajar en el bar que
regentaban mis padres por aquel entonces, estudiar inglés en la Escuela Oficial
de Idiomas y otras academias privadas, y dar clases particulares también de
inglés a un grupo bastante numeroso de niños y adolescentes.
Fue una época bastante rara, la verdad, porque ya
entonces sabía que la hostelería no era lo mío, pero tampoco se me pasó nunca
por la cabeza la posibilidad de estudiar magisterio o filología para convertir
la enseñanza del inglés en una ocupación a tiempo completo. Y de repente, en el
transcurso de una noche de fin de semana cualquiera, mientras charlaba con «una
amiga de una amiga», me enteré de la existencia de una carrera llamada
Traducción e Interpretación. El flechazo fue inmediato.
Me matriculé en el segundo año del Bachillerato de
Artes tan solo para optar a hacer los exámenes de Selectividad, me presenté a
las pruebas de acceso de la facultad de TeI de la universidad de Salamanca… y
hasta hoy. El caso es que ya entonces era consciente de que algunos de los
mejores traductores literarios de ayer y de hoy jamás estudiaron Traducción e
Interpretación (más que nada porque ni siquiera hace tanto que se creó la
licenciatura), pero si no me hubiera enterado por casualidad de la existencia
de esa carrera, probablemente nunca habría encontrado mi vocación.
2. ¿Sigues
un método de trabajo en todos los textos, o te amoldas a cada uno de ellos?
Mi método de trabajo es el mismo en todos los casos,
pero los restos y las dificultades que debo afrontar en ocasiones pueden variar
enormemente de un proyecto a otro. Es fácil imaginarse que traducir a Asimov no
es exactamente igual que traducir a M. John Harrison, pese a lo cual en ambos
casos el objetivo último es necesariamente idéntico: contar las mismas
historias que ellos, solo que en español. Cada autor tiene su voz particular,
cada obra posee su propio ritmo y vocabulario, y sin grandes dosis de
flexibilidad y mimetismo será complicado realizar el trasvase de esas
características de una lengua a otra con unas mínimas garantías de éxito.
3. ¿Aparte
del inglés, haces traducciones de otros idiomas?
Pues no, la verdad. Aunque hace ya casi nueve años
que me vine a vivir a los aledaños de Stuttgart, no considero que el alemán sea
una de mis lenguas de trabajo. Ninguna editorial me ha pedido nunca que
traduzca nada de ese idioma, ni yo insisto mucho al respecto. Quizá algún día,
quién sabe.
4. La
traducción es ahora mismo tu forma de ganarte la vida, ¿te ha costado mucho
llegar a este punto? ¿Tomarías de nuevo la decisión de dedicarte a ello?
Piensa que empecé a cobrar por traducir antes
incluso de terminar los estudios, un poco de sopetón. Tenía tantas ganas de
empezar a trabajar, y me imaginaba que las editoriales tardarían tanto en
responder a un mindundi sin experiencia como yo, que cuando conseguí trabajo
con el primer currículo que mandé estaba de todo menos preparado. Cogí el toro
por los cuernos, no obstante, y ya sumo trece años de encargos encadenados sin
interrupciones forzosas. Toquemos madera.
Sin duda volvería a tomar la misma decisión si
pudiera. Estudiar y dedicarme profesionalmente a la traducción me cambió la
vida, literalmente. Para mí no es tan solo un trabajo apasionante, sino un
auténtico sueño hecho realidad.
5. ¿Alguno
de los libros que has traducido te ha supuesto un reto mayor? En el vídeo de la
charla de la HispaCon de Urnieta, hablas de la dificultad de algunos términos
en La
chica mecánica.
Los mayores desafíos que encuentro en mi trabajo
giran siempre en torno a la voz que impregna el conjunto del texto original.
Las dificultades léxicas suelen venir con la solución a cuestas, ya que buscar
en el diccionario o recurrir a bases terminológicas para resolverlas puede
llevar más o menos tiempo, pero anima saber que «la respuesta está ahí fuera»,
por así decirlo. Cuando el estilo de un autor o el tono de una obra se te
resisten, en cambio, moldear cada frase se puede convertir en una ardua labor
de escoplo y martillo. Hay escritores que se leen muy bien pero se traducen muy
mal, no por lo que cuentan, sino por cómo lo cuentan.
6. A lo
largo de este 2013, ¿qué libros, que se ya puedan anunciar, han sido traducidos
por ti?
Citaré los títulos en inglés, ya que algunas de mis
versiones propuestas podrían sufrir cambios en algún momento del proceso
editorial. Por una parte, creo que los seguidores de la novela histórica en
general, y de Jeff Shaara en particular, ya no tardarán mucho más en ver la
edición española de The Last Full Measure, un trabajo que me ha mantenido
ocupado durante más tiempo de lo que jamás hubiera creído posible.
Ya en el ámbito de la ciencia-ficción, no dentro de
mucho debería llegar a las tiendas Pump Six & Other Stories, de Paolo
Bacigalupi, una antología de las que no dejan indiferente a nadie. También
espero que se publique no dentro de mucho The Quantum Thief, el debut literario
de Hannu Rajaniemi, una novela que me sedujo como lector y un encargo que me
fascinó como traductor. Tanto es así que he escrito al respecto un amplio
artículo que pronto verá la luz en una publicación especializada.
Y terminamos con fantasía, ya que también este año
llegará a las librerías mi traducción de The Blinding Knife, segunda entrega de
la serie del Portador de la Luz, de Brent Weeks. No descarto que este año vaya
a publicarse algún libro más traducido por mí, pero estos son los títulos que
más probabilidades tienen de salir al mercado en un futuro próximo.
7.
Evidentemente, lees libros en inglés o en otro idioma, ¿algún título en
especial que te haya gustado últimamente y que tras leerlo, hayas pensado que
te gustaría traducir?
De los últimos libros que he leído, me han
sorprendido muy gratamente las aventuras y desventuras de Miriam Black, la
malhablada vidente que protagoniza Blackbirds y Mockinbird, de
Chuck Wendig. Canalla, macarra y macabra, una trepidante combinación de hard-boiled
con tintes paranormales. También orientados hacia el terror, en sus vertientes
psicológica y vampírica, respectivamente, recomendaría las lecturas de Eutopia
y Enter, Night. En la primera, el canadiense David Nickle coquetea con
la mitología lovecraftiana en un thriller sobrenatural muy atmosférico, con una
ambientación tan sugerente como opresiva. Y en la segunda, su compatriota
Michael Rowe revisita la figura del vampiro como la figura seductoramente cruel
y sanguinaria que muchos echábamos de menos en estos tiempos de chupasangres
descafeinados que vivimos.
Cambiando ligeramente de tercio, a los fans de la
literatura superheroica les recomendaría que le echaran un vistazo a The
Liminal People, de Ayize Jama-Everett, mezcla de Diablos de polvo y
los X-Men. Y a los de la fantasía menos estereotipada, otro tanto con Who
Fears Death?, de Nnedi Okorafor, exótica, onírica y desgarradora. Kameron
Hurley, Stina Leicht, Gemma Files… me temo que la lista amenaza con escapárseme
de las manos.
8. Si alguien
que nos está leyendo quiere dedicarse a la traducción, ¿qué consejos le darías?
Mira que me han entrevistado pocas veces en mi vida,
pero ya he aprendido a temer esta pregunta… No me considero quién para dar
consejos a nadie, la verdad. Te puedo decir que en los últimos tiempos, merced
a los insospechados puentes que nos tienden hoy en día las redes sociales, he
tenido la inmensa fortuna de entablar amistad con gente muy joven, traductores
en ciernes o aún con escasa experiencia, y ellos me han abierto los ojos a
algunas dificultades que también yo tuve que superar en su día y ya creía
olvidadas. La comunicación con las editoriales, por ejemplo. No es algo que
haya que temer, al contrario: plantear preguntas denota curiosidad, afán de
superación y ganas de hacer bien las cosas. Sin confianzas extemporáneas, por
supuesto, dado que la profesionalidad no debería perderse en ningún momento,
pero precisamente una pregunta planteada a tiempo a la persona adecuada puede
ayudarnos a salvar nuestra imagen (por no hablar de encontrar la respuesta que
buscábamos).
Tampoco conviene olvidar que la traducción literaria
tiene mucho de arte… pero también mucho de oficio. La inspiración y el don de
lenguas están muy bien, pero ninguna musa va a pasarse X horas pegada al
teclado por ti, ni te va a hacer la declaración de la renta, ni va a negociar
un potencial aumento de tarifas, ni tantas otras cosas que también forman parte
de nuestro día a día. Por suerte, no estamos solos. El asociacionismo no solo
sirve para matar el rato chateando con otros colegas, sino que existen
colectivos y listas de correo profesionales en los que podremos encontrar
asesoramiento y consejos realmente útiles sobre las distintas facetas de
nuestro trabajo.
Y, por supuesto, hay que leer. Mucho. De todo.
Siempre nos quedará alguna palabra nueva por descubrir, siempre podremos
ampliar un poco más nuestros conocimientos, tanto especializados como de
cultura general. Leer para cultivarnos y por diversión. Leer siempre que se
pueda.
Manuel de los Reyes García Campos (Vizcaya,
1974) trabaja en el sector editorial desde el año 2000. Desde entonces, su
bibliografía se ha ido engrosando con más de un centenar de juegos de
rol, cómics y novelas de distinta temática, con especial hincapié en los
géneros del terror, la fantasía y la ciencia-ficción. Desde 2004 desempeña su
labor desde la alemana localidad de Hemmingen, una pequeña ciudad próxima a Stuttgart.
Se puede encontrar más información sobre él y su trabajo en su página web: www.manueldelosreyes.com
En la foto, podéis ver a Manuel posando con algunos de sus "hijos literarios".
Enhorabuena por tus dos últimas entrevistas. Interesantísimas ambas.
ResponderEliminarGenial como siempre, lo que se aprende en este blog.
ResponderEliminarMuy interesante. Desde luego con Bacigalupi hizo un gran trabajo, así que me alegra saber que sigue tanto escribiendo el uno como traduciendo el otro.
ResponderEliminarMarcheto, las entrevistas las hacen interesantes los entrevistados, así que gracias a ellos ;)
ResponderEliminarGracias Luis, y espero que haya más, jejeej
Alcorze, zagal, en breve saldrá Pumpp Six y veremos el resultado.
Fer
Me parece un oficio complicadísimo porque como el mismo dice: "Hay escritores que se leen muy bien pero se traducen muy mal, no por lo que cuentan, sino por cómo lo cuentan." Magnifica entrevista!
ResponderEliminarGala, y además, Manuel lo explica muy bien, si puedes búscalo por Youtube, en las charlas de Urnieta (Hispacon).
ResponderEliminarFer