"El día que conocí a José María, me dio miedo.
Me explico. Con motivo de unas jornadas literarias que se organizaron en Huesca hace un par de años, tuvieron lugar unos monólogos de Terror. Varios fueron los asistentes que se atrevieron a salir al escenario y darnos su particular visión de algunos momentos terroríficos salpicados con gotas de humor. Pero solo uno de ellos fue realmente un cuento de Terror, de esos que se cuentan en una noche de tormenta, alrededor del fuego de un hogar en una fría noche de invierno. En el relato, José María desplegó una de las cualidades que posteriormente reencontré en sus historias y que lo definen como un creador de ambientes, un perfecto estratega en el arte de colocar a sus personajes en un decorado oscuro.
A partir de ese momento tomé nota mental de intentar conseguir relatos escritos de su puño y letra, de seguir ahondando en su estilo literario, y puedo dar fe que su nombre iba apareciendo en varias publicaciones, desde aportaciones en Axxon, Vórtice en Línea, Paura, Sable, Calabazas en el Trastero (en Entierros, cuyo relato también forma parte de la antología de terror de Aquelarre (Salto de Página) y en Tijeras) y sobre todo algo de lo que sé que está particularmente contento, sus relatos en la revista Cthulhu. Y ojo, no para aquí, que por el camino, y antes de ver publicada su primera antología en solitario, ha ido marcando más hitos en el recorrido. Pero mejor los descubrís por vosotros mismos.
Añadir también que es uno de los miembros fundadores de Nocte (Asociación de Escritores de Terror), aunque también es buen degustador de las buenas novelas de serie negra. Cosa que está tratando de inculcarme.
Carne de mi carne es, como comentábamos en varias de nuestras charlas literarias, una muestra de su buen hacer, un atreverse a buscar su aventura literaria propia. Estamos ante el final del proceso. Bueno, casi al final, porque la verdadera meta es que tú, lector, leas y disfrutes estos relatos. ¿Y qué podrás encontrar en Carne de mi carne?
Soy de esa clase de lectores que prefieren que el prólogo los vaya acomodando, que sea ese anuncio de Movierecord que antes de una película te permite que te sientes en tu butaca, sitúes estratégicamente las palomitas y tomes conciencia de que estás en una sala de cine y no en el salón de tu casa. Así pues, tomo ejemplo y en lugar de destripar algunos de los cuentos o siquiera que se atisbe una mínima chispa de ellos, prefiero tomarlos en conjunto y avisaros del elemento común que los teje.
El Mal.
Sí, leéis bien, con mayúsculas además. Ese Mal que se contrapone al Bien, que se hunde en nuestras almas y saca lo peor de nosotros mismos. Pero mejor que definirlo yo, que no soy académico de la Lengua ni nada parecido, voy a transcribir algo que en cierto momento de un relato dice uno de los personajes: “Son días en los que los supersticiosos pasan miedo, y los que no lo somos comenzamos a pensar en que de verdad existe algo denominado Mal. Un Mal incorpóreo, pero real, activo. Una fuerza cruel que disfruta con el sufrimiento, que goza sembrando el caos”.
Tremenda frase y tremendamente certero lo que dice el autor por boca del comisario Delgado. Una buena muestra de cómo escribe José María. Y con ello poco queda más por decir en esta pequeña introducción. ¡Ah, sí! Que no se me olvide. Este Mal que aquí se nos muestra, tiene un fácil exorcismo: leer todos y cada uno de los relatos hasta el final, disfrutando de ellos, paladeando todos y cada uno de los momentos que se nos describen. Con ello conseguiremos que quede encerrado entre sus páginas y solo asome cuando nosotros queramos.
Y por supuesto, pasé miedo cuando lo conocí y sigo pasando miedo cuando me envía sus textos para que le dé una primera impresión. Continua causando reacciones en mí cuando le leo, y como buen amante del Terror que soy, quiero seguir haciéndolo.
Sigue asustándome.
Fernando Martínez "