Él siempre tuvo visión, donde otros sólo veían un pinar, él veía una macro-urbanización, si había una especie en peligro de extinción, montaba un campo de golf.
Tras una vida de lujo y opulencia, se sorprendió a sí mismo contemplando embobado los Campos Elíseos, tras unos segundos sonrió para sus adentros y empezó su nuevo trabajo.
A fin de cuentas Dios tenia razón, si nadie quiere ir al cielo
¿No sería pecado desaprovechar tanto terreno?