Dentro de las 121 lecturas que han compuesto el año 2011 en cuanto a lecturas de libros publicados, querría hablar de aquellos que de alguna manera han destacado entre los demás, aquellos que me han sorprendido para bien, que os podría recomendar si queréis leer una buena historia. No quiero decir con ello que os olvidéis de los otros cien que no nombraré, porque hay muchos más que merecerían estar aquí representados, pero en esta ocasión me gustaría comentar brevemente a los que de alguna manera he ido poniendo mejores notas tras leerlos.
No soy partidario de ponerles un número delante y decir que este es el número uno y este el número veinte, cada uno es particular dentro de su estilo y por ello la única clasificación es la del orden cronológico en que han sido leídos.
Una de las primeras lecturas del 2011 que me llamó la atención fue
Sukkwan Island (David Vann), por su dureza, sobre todo a partir de la mitad de la novela y por una prosa particular en la que no podíamos atisbar lo que se origina a partir de ese punto. Dentro de la editorial NGC Ficción!, serían varias las novelas que podría destacar en este resumen, pero si alguna de ellas merece caso aparte es
Cuerpos Descosidos de Javier Quevedo Puchal, que si bien está enmarcada dentro de la colección de Terror, es algo bastante alejado de esa etiqueta, y que no deja de sorprender en todas y cada una de las páginas. Seguidamente me encontré con
La Investigación de Stanislaw Lem, todo un clásico de la ciencia ficción, que me atrajo sobre todo por su planteamiento alrededor del mundo de los zombis allá por el año 59. Vendrían después dos novelas que leí seguidas y que apunté si demora en mi lista de recomendaciones. Por un lado se trata de
Punto de Fisión de David Torres, donde todo encaja, todo confluye de una manera simple y a la vez directa. Y una de las sorpresas inesperadas,
Sorry de Zoran Dvrenkar. Un thriller que bucea a través de la premisa del perdón y que me dejó algunas de las escenas más impactantes amen de personajes que se aferraban a mis ojos.
Que
Diástole de Emilio Bueso tenía que estar entre las novelas destacadas, no hace falta que os diga que lo supe desde el año anterior, cuando tuve la oportunidad de hacer una lectura previa de la misma, y cuando se publicó, no tardé en darle una segunda lectura, que si bien ya conocía los entresijos de la trama, me siguió convenciendo de que Emilio aún tiene mucho y bueno que escribir, con su estilo propio. Llego a
Padres, Hijos y Primates de Jon Bilbao, que si bien sus anteriores historias no me terminaron de convencer, sí intuía que en algún momento sus tramas me atraparían, y ocurrió con esta novela. Aterrizamos en
El País de los Ciegos de Claudio Cerdán, una novela que sí o sí se debe leer, por su lenguaje, por sus historias y sobre todo por un personaje que deberías tener como amigo, el Tuerto.
Me encontré a mediados de año con dos novelas enclavadas dentro del género zombi y que ¡oh dioses! me aportaban algo novedoso, algo original en este mundillo. Una era
FEED de Mira Grant, que establecía un entramado en cuanto a cómo sería el sistema político de un mundo asolado por estos seres y el poder del mundo virtual y la otra es
Tom Z. Stone de Joe Álamo. En donde el autor valenciano se adentra en el mundillo detectivesco de la mano de un singular, y podrido, detective con fecha de caducidad.
Y con
El Vampiro de Ropraz de Jacques Chessex se da cuenta uno de que no hacen falta trescientas páginas para contar una buena historia, con apenas cien me dejó ese regusto a caviar que todo lector quiere encontrar en sus lecturas.
No Confíes en Nadie de S. J. Watson es un thiller de esos que hacen que hasta la parte final no puedas adivinar quién es el “malo” del argumento, tiene algunas pistas en el camino, de esas que una vez conocido el desenlace te dices “¡Será posible que no me haya dado cuenta!”.
Mi Vida Entre los Muertos de Serge Brussolo es un libro editado ya hace unos años pero que merece ser leído de vez en cuando, y no solo por los amantes del género Z, entre los que me encuentro, sino por todos aquellos lectores que quieren reflexionar sobre lo que se les está contando. Otro de esos libros esperados porque cuando conocí al autor hace un par de años ya hablaba con entusiasmo de él, y hemos ido compartiendo lecturas allende las fronteras hispanas, es Jesús Cañadas y su
Baile de los Secretos. Debes leerlo, quererlo, amarlo, porque desde la primera frase te introduces en un mundo que jamás imaginaste y con una prosa de las de “fetén”.
Uno de los mejores libros que se podría etiquetar de Terror puro y duro es
La Puerta de Audrey de Sarah Langan, casa encantada, vecinos algo raritos y mucho, mucho miedo al cruzar el umbral de esa casa.
Axiomático de Greg Egan es también una reedición por parte de la editorial. No había tenido la ocasión de leerlo anteriormente pero tuve la oportunidad de revisar su primera edición para hacer las correcciones pertinentes, y lo cierto es que tras cada uno de los relatos se esconde un buen momento de reflexión sobre quiénes somos y hacia dónde vamos.
Varios son los libros de ensayo que he podido leer este año 2011, y si destaco
Tras los Límites de la Realidad de David Roas es porque me explica por qué me gusta este género, de dónde viene y sobre todo, la atracción fatal hacia todo lo que huela a fantasía. Otra de las reediciones de este año es
Plop de Rafael Pinedo, ya me avisó el editor que era una “joyita” de historia, y vuelvo a repetir lo anteriormente dicho con Chessex, pocas palabras bastan para contar determinadas historias y sorprender al lector. Uno de los imprescindibles en aquella biblioteca que se precie.
Para terminar,
Largas Noches de Lluvia de Marc R. Soto, donde el autor cántabro me vuelve a dar uno de esos relatos que me llevaría conmigo a cualquier parte, La Sonrisa del Reloj. Y como último destacado,
Tangram de Juan Carlos Márquez. También el editor me anunció a hace meses que me encantaría este recopilatorio de relatos, y como ya me conoce en cuanto a gustos literarios, volvió a acertar. En unos días haré la reseña que se merece, adelanto que es muy interesante lo que he leído, y si tengo que destacar un relato sería El Síndrome de Reikiavik, pero las demás piezas del puzzle encajan perfectamente.
Espero que entre estas lecturas hayáis tenido la oportunidad de elegir aquella que no habéis probado pero que os pica la curiosidad y si alguna ya la tenéis leída, espero que también os haya provocado buenas sensaciones como a un servidor.
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