
Bunop se sentó en su puesto de vigía frente al Océano mientras observaba las canoas que se acercaban, en esta ocasión parecían estudiosos que vendrían con palabras e ideas nuevas para añadirlas a las que les enseñó el pelo amarillo: evolución, civilización, destino...
Pensar en esas cosas siempre le daba hambre, con una sonrisa en sus labios bajó de su puesto y fue a recibir a los visitantes, esa noche prepararían una fiesta para celebrar su llegada.
Solamente esperaba que uno de ellos fuera un pelo amarillo, su carne era la más dulce de todas las que venían en canoa.