Hace ya unas semanas que puse una entrada en la que hacía una reflexión acerca de por qué leía. Al día siguiente, recibí en el email otra reflexión de un gran amigo, David Jasso, que inspirado por ella, me mandaba su reflexión acerca de por qué escribía. Y para que estos días festivos, si tenéis un segundo, penséis en ambas, aquí la tenéis.
Razones por
las que escribo
Espero que no se note demasiado que mi sonrisa es fingida. Mi jefe
cacarea estentóreamente como si su chiste hubiera tenido alguna gracia. Emito
un “je, je” tan poco entusiasta que no desentonaría en un entierro. El tipo de
administración se está descojonando. Se sujeta a la esquina de la mesa como si se
fuera a caer al suelo. Si alguien cambiara sus fingidas carcajadas por gemidos,
parecería que estuviera a puntito de correrse. “Je, je”, río yo, apresurándome
a sacar de mi mente esa imagen.
—Y ahora, muchachos, sed proactivos —dice el jefe entre risas
mientras pega una fuerte palmada en la mesa. Le encanta hacer eso. Dios, cómo
me gustaría que alguien inventara las chinchetas transparentes. Pagaría lo que
me pidieran.
Salimos de su despacho como grouppies rechazadas. Las risas cesan automáticamente
en cuanto la puerta se cierra. Creo que el tipo de administración ha tenido un
carcajeus interruptus. Me mira sobre sus gafitas llenas de grasa (probablemente
procedente de sus cuatro pelos repeinaos al estilo cortinilla raída).
—Ya has oído. Tienes que darme hoy mismo las previsiones de
ingresos trimestrales. —Sé que está disfrutando con mi marrón. Cabrón
miserable.
Me encamino hacia mi pequeño despacho. No tengo ni idea de cuáles
pueden ser esas previsiones. Según los informes sobramos todos y antes de que
acabe el trimestre nos iremos al paro de forma irremediable. Y mientras, el
jefe hace chistes...
Al pasar por marketing veo a las dos becarias (en realidad ellas
no son culpables de que despidieran a la chica que estaba antes, así la empresa
se ahorra una pasta). Son jóvenes y guapas. Están muy juntas frente al monitor
viendo un vídeo de Youtube. Levantan la vista un poco asustadas y cuando ven
que soy yo sonríen y siguen a lo suyo. Se ríen, probablemente algún gatito acaba
de caerse de un sofá. Su risa es sincera y fresca, todo lo contrario a la del
cabrón de administración. Una de ellas lleva una camiseta bastante escotada con
Maggie Simpson impresa ofreciendo su chupete. Estoy tentado de asomarme un
poco, pero cierro los ojos. No hay nada que hacer, son tan inalcanzables como
la paz mundial. A veces me duele mirarlas. O escuchar sus jóvenes risas. Me
recuerdan todo lo que ya no conseguiré.
Sigo adelante arrastrando los dedos por la pared. Necesita una
mano de pintura. Ya nadie se la dará. La máquina de café vuelve a mostrar el
post it “No hay vasos”. En mi cubículo los papeles se amontonan en la mesa. Me
dejo caer en la silla, evito el muelle que siempre intenta colonoscopizarme.
Han capado internet, ni siquiera puedo escuchar los anuncios de Spotify. Miro
los informes sin ni siquiera tocarlos. Me gustaría fundirlos a golpes.
Esta noche al llegar a casa me desahogaré, puede que mate a varias
personas. O quizás destruya el mundo. Es lo que tiene escribir. Sí, lo haré.
¡Oh, mierda! No me acordaba. Mis suegros estarán en casa, vienen a
pasar una larga temporada. Y todavía tengo pendiente la conversación que mi
mujer me ha pedido que mantenga con nuestra hija porque va desenfrenada y ha suspendido
seis. Hogar, dulce hogar…
En cuanto pueda, destruiré todo el puto universo. Lo juro.
En esta ocasión está claro: escribes para hacernos sonreír, por mucho que quieras destruir el puto universo para desahogarte.
ResponderEliminarYo escribo simplemente para evadirme, para leer aquellas historias que no he leido nunca en ningún sitio... Solo que nunca lo consigo. Pero bueno, se supone que a la primera de cambio no vas a dar siempre con la tecla adecuada ¿Verdad?
ResponderEliminarFantástica entrada Fernando, como siempre...
Excelente pincelada de humor e ironía. Escribes porque te gusta. Se nota en cada línea.
ResponderEliminarBuenísimooo!!!
ResponderEliminarA mí me ha hecho llorar. Triste, muy triste :(
ResponderEliminarQué condenadamente bien escribe el joputo de Jasso.
ResponderEliminarJasso... pongo la B.S.O de la destrucción del universo:
ResponderEliminarBLUP!!!! (como una gota de agua)
JAJAJA!!!!! me ha gustado mucho. Que risas.
Sin importar que lo haya escrito por evasión o por cualquier otra razón, muy bueno el relato de David. ¡Y muy complicada la pregunta!
ResponderEliminarCuanta tensión!
ResponderEliminarLo que me preocupa es que me siento demasiado indentificado...
Desde luego muy bueno. Yo tambien escribo aunque a veces creo que es basura, pero solo a veces jajaja. No podria saber porque la gente escribe en general. Supongo para desahogarse. En cada relato esta una parte de nosotros,de nuestra vida asi que que mejor cosa que plasmarla en el papel. Yo lo hago porque al final llego a convivir con tantas historias y personajes que no distingo la realidad de la ficcion, supongo que no es tan exagerado pero si que es verad que el escribir alivia mucho a uno mismo.
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